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miércoles, 19 de junio de 2013

MARFANILUSTRE: ABRAHAM LINCOLN


Hubo un tiempo no demasiado lejano en que los pacientes con síndrome de Marfan podían llegar a pensar que, además de ellos mismos y sus familiares, el único afectado por esta extraña enfermedad era, ni más ni menos, que Abraham Lincoln. La llegada de Internet, la aparición de una asociación como SIMA (donde conocer y relacionarse con otras personas afectadas) y la apertura de en España de las unidades específicas de atención a los pacientes con síndrome de Marfan han hecho posible que aquel pensamiento solitario (Abraham Lincoln y yo) ya solo sea un recuerdo. Y a pesar de eso, de poder relacionarse con otras personas, de conocer de mano fiable información contrastada y relativa al síndrome y de disponer incluso de un Hall of fame como éste, el señor Lincoln continúa siendo un miembro indiscutible de nuestro recorrido por los marfanilustres.

Abraham Lincoln nació en Hodgenville, Kentuky, en 1809. Ni sus padres ni, claro está, él mismo, podían sospecharlo todavía pero aquel bebé larguirucho estaba
destinado a ser uno de los artífices del mundo que conocemos hoy en día.
Trabajó duro en su juventud y tuvo ocasión de ver la realidad esclavista del sur de los Estados Unidos cuando aceptó un contrato para llevar una balsa con mercancías desde Indiana hasta Nueva Orleans. El joven Lincoln no tuvo ocasión de estudiar, pero se cultivó a base de todas aquellas lecturas que caían en sus manos.

Abraham Lincoln poseía un carisma innato que, unido a su sentido de la justicia y su capacidad oratoria, le resultó de gran ayuda para iniciar una brillante carrera política. Tanto fue así que 1860, tras haber perdido distintas elecciones a la vicepresidencia, resultó elegido presidente de los Estados Unidos.
Los estados del sur plantaron cara al nuevo presidente asegurando que la secesión era ya un hecho. La Guerra de Secesión se inició al año siguiente, ante las insistentes actas senatoriales de Abraham Lincoln en favor de la abolición de la esclavitud. Los estados de la Unión (Norte) y los estados Confederados (Sur) se batieron en una cruenta batalla que no terminó hasta 1865. El trasfondo real de aquella  contienda lo explicaba el choque de dos sistemas económicos bien distintos: industrial-abolicionista (Norte) y agrario-esclavista (Sur). Nadie gana en una guerra, pero los libros de historia dan como vencedores a los estados del norte.

El presidente Lincoln había renovado la confianza de sus compatriotas en las elecciones celebradas en 1864. Acabada la guerra, tocaba reconstruir el país. Pero el 15 de abril de 1865, mientras asistía a la representación de una obra teatral en el Teatro Ford, un simpatizante del sur le asestó un tiro en la cabeza que le arrebató la vida.

Es inevitable preguntarse cómo sería hoy el mundo de no haber vencido el norte y los Estados Unidos de América hubiesen quedado divididos. Cómo serían nuestros valores hoy día si en una gran parte de su territorio, la esclavitud hubiera continuado siendo una forma legal de producción de riqueza para un país, cuando ya se aproximaba peligrosamente el siglo XX. Qué consideración tendrían los derechos humanos respecto a una lacra como la esclavitud, que hoy se condena de forma unánime (aunque sepamos que se ésta una postura algo hipócrita, pues se sigue practicando en esos países que da la sensación que importan algo menos).
Las características de físicas Abraham Lincoln dejan fuera de duda que padeció el síndrome de Marfan  (1,96m de altura, sufría hipotonía muscular, morfología de su rostro, etc).  Así, pues, nos quedamos con este presidente de los Estados Unidos en nuestra galería de marfanilustres.

Fuentes consultadas:
http://es.wikipedia.org
http://www.canalmarfan.org
http://sindromemarfan.blogspot.com


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